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ENTRE LA RAZÓN Y LA EMOCIÓN

Marcella Echavarría - Revista BAZAAR

1988

 

 

A pesar de la tan proclamada muerte de la pintura y el auge de expresiones artísticas como la instalación y el performance, el trabajo de Jaime Franco se concentra en la problemática tradicional de la pintura. Reflexionando acerca de conceptos como superficie, escala y color, su pintura habla por sí misma mostrándonos que esta expresión plástica está más viva que nunca. "Mi trabajo aspira a llegarle a un ser que no es del todo contemporáneo", señala este joven pintor nacido en Cali, Colombia.

 

Con un profundo interés por disciplinas como la ciencia, las artes marciales y las culturas orientales, Jaime Franco decidió iniciar la carrera de ingeniería en Colombia para marcharse a París tiempo después. Allí se alejó del estudio práctico de la ciencia para dedicarse a su parte más abstracta y conceptual. En la capital francesa entró en contacto con la Academia de Bellas Artes y comenzó a dibujar por su cuenta, devorando visual mente la Ciudad Luz no sólo a través de sus trazos, sino también mediante la fotografía. En las calles parisinas, Franco se dedicó a tomar fotografías en blanco y negro con una curiosidad infinita por los juegos de movimientos, sombras y luces; pero sin dejar de lado su pasión por la pintura, en donde la formación científica y su interés por la física se hacen evidentes. La obra de Jaime Franco ha sido catalogada como geométrica expresionista, sin embargo, para él sus recursos geométricos (el cuadrado, el rectángulo o el círculo), así como las técnicas que utiliza, como el óleo, el acrílico y la resina, simplemente forman parte de su deambular artístico comenzado en 1987.

   

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Al regresar a Colombia, el artista quedó impactado por el pueblo costero de Ladrilleros, ubicado en el Pacífico, y su interpretación del mar consistió en rayas horizontales que dividían el cielo del agua y de la arena. Esta época se caracterizó por un énfasis en la composición y la aplicación de colores sin mucha variación. Respecto a esta constante de líneas y cuadrículas, Franco opina que las líneas en la superficie funcionan como Un paisaje interno, tal como las ramas de un árbol que crecen de cualquier forma.

  

Las pinturas de Franco tienen un principio estructural regulador. En sus lienzos se mezclan las huellas de lo figurativo con toques de abstracción. Su paleta se llena de ocres, negros, azules profundos, verdes apagados, sienas grises y amarillos quemados, pero parece que de todos éstos el gris es su color, pues lo maneja con gran maestría, Su técnica consiste en pintar y repintar con capas gruesas de color que ocultan y sacan la luz suficiente para iluminar lo que considera adecuado, Las transparencias y los juegos de texturas, los borrones y restos de colores, así como las construcciones anteriores constituyen el encanto misterioso de sus lienzos, El resultado final podría describirse como un residuo arqueológico contemporáneo con todo el legado histórico del presente, Pinceles, espátulas, pedazos de tela y sus propias manos van revelando una obra rica en texturas, sensaciones y misterio, Franco maneja el color como si fuera materia para hacer esculturas con un impacto similar a la pátina de bronce o piedra, aunque señala que también le teme porque lo considera un caballo que se puede desbocar, razón por la cual lo ha ido asimilando gradualmente, partiendo del blanco y negro, Para él, la pintura consiste en eliminar lo superfluo y llegar a lo profundo de la estructura.

  

A Jaime Franco le molesta la velocidad y el ritmo frenético de la vida moderna, El prefiere la pintura detenida en la nostalgia y concentrada en las preocupaciones que la originaron, por eso ha decidido mantenerse lejos de las vanguardias, aunque lo consideren anticuado, este pintor permanece interesado en la representación del espacio y en las estructuras latentes en el universo, Con exposiciones a nivel nacional e internacional, como las presentadas en la Galería El Museo y la Galería Yoshii de la ciudad de Nueva York, su obra se ha abierto a una emocionalidad que complementa el rigor y la intelectualidad de su planteamiento inicial, Sin abandonar la cuadrícula, pero dándole cabida a nuevas formas, curvas y colores, el artista colombiano cree en las posibilidades del arte para presentar los opuestos; y así, como la razón y el intelecto forman al ser humano, Franco los retoma conscientemente en su obra.

 

 

 

 

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